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Escuela de Psicología

Facultad de Ciencias Sociales

Doctora María Isabel Jociles fue invitada a dictar charla sobre la investigación cualitativa

3 de May 2021

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Aunque de pronto la conectividad dada por las nuevas tecnologías satura a las personas y las familias, no hay duda de que han sido una solución invaluable para resolver la vida en tiempos de confinamiento. Sobre algunas de las ventajas que la hiperconectividad ha otorgado, expuso la doctora en Sociología María Isabel Jociles, de la Universidad Complutense de Madrid, invitada por el Proyecto Anillo SOC 180007 “Cultura política y postdictadura: memorias del pasado, luchas del presente y desafíos del futuro” y el Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre Cultura Política, Memoria y Derechos Humanos.

La académica dictó este miércoles el seminario de investigación “Desafíos y tensiones de la investigación social cualitativa en tiempos de pandemia”, el que fue moderado por la doctora Ximena Faúndez, profesora de la Escuela de Psicología, directora del referido Centro y del Proyecto Anillo.

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Consultada respecto de las posibilidades que da la tecnología para comunicarse y trabajar en pandemia, María Isabel Jociles señala: “A nivel social y a nivel de investigación, creo que el problema es cuando hay sobresaturación, pero pienso que las tecnologías han sido una ventaja. Primero, pienso que ha permitido a muchos que mantengamos el trabajo, esa es una primera cuestión importante. El teletrabajo puede entrañar sus problemas, pero también tiene sus ventajas, en el sentido de que a muchas personas ‒sobre todo mujeres, aunque también podría hablar de hombres‒ les ha permitido estar en sus casas, permanecer en contacto con sus familias; personas que de otro modo estarían en paro porque las habrían despedido o estarían trabajando fuera de sus hogares. Ha permitido bastante conciliación a este nivel”.

Por otra parte, dice la investigadora, la tecnología “ha permitido el contacto con las personas que están confinadas. No sé si ha ocurrido en Chile, pero una de las cosas más tristes que ha ocurrido en España fue que en los primeros tiempos de la pandemia ‒que fue un aspecto muy criticado en la prensa‒ quedaron separadas las familias de los ancianos que estaban en residencias. Muchos murieron. Una de las cuestiones más traumáticas para estas personas que han tenido la mala suerte de que sus padres murieran cuando estaban en pleno confinamiento en las residencias, es no haber podido despedirse de ellos, no haber podido darles las manos o no haber podido verles la cara y hablar con ellos, porque interrumpieron cualquier tipo de comunicación, salvo en algunos casos la telefónica, pero ni siquiera con medios digitales”.

Entre otras ventajas, prosigue la doctora Jociles, “creo que la tecnología ha sido un recurso que afortunadamente hemos tenido durante este tiempo y que se ha utilizado de muchas maneras. Por ejemplo, hablando de madres solteras por elección ‒que no se circunscribe a ellas, pero que son las que yo más iba siguiendo en redes‒, permitió el ocio con sus hijos a través de visitas virtuales a museos, actividades y recursos que estaban encontrando constantemente en internet; sin eso, ya no es solamente aislamiento, sino aburrimiento y ausencia de actividades e incluso de sentido de la vida”.

El problema, ciertamente, es el acceso a los dispositivos y a internet. “Aquí en España en los primeros tiempos, la primavera aquella en que fuimos confinados, se cerraron las escuelas y la enseñanza era online, y se podía aumentar las desigualdades sociales con la enseñanza online si a estos niños no se les proveía de ordenadores, tablets o los instrumentos necesarios. Afortunadamente hubo un esfuerzo importante ‒creo que ese es uno de los aspectos positivos de la pandemia‒, un esfuerzo importante para dotar, al menos en este ámbito de la educación, a los estudiantes de dispositivos para poder estar conectados, que es básico”.

Otro aspecto positivo ha sido constatado en las entrevistas que investigadores e investigadoras realizan para sus trabajos. Explica María Isabel Jociles: “Los entrevistados pueden controlar más la imagen que dan de sí mismos. Sobre todo, se ha demostrado que ha sido una ventaja para las personas especialmente tímidas. Esto lo puedes ver en el momento en que has investigado con esas mismas personas antes, y ves cómo cuando en una entrevista presencial era muy difícil que siguieran el hilo de una conversación, que se manifestaran o tuvieran discursos largos, en el medio online, por el contrario, se sentían más seguros y más abiertos. Es porque los entrevistados tienen mayor control de la situación del que pueden tener en una situación presencial”.

María Isabel Jociles es doctora en Sociología y profesora del Departamento de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid. Miembro de los grupos de investigación Apsyc ‒Antropología de las Políticas Públicas y Culturales‒ y Antropología, Salud y Educación. Sus principales publicaciones y líneas de investigación han versado sobre la metodología/epistemología de la investigación etnográfica, la educación, las estructuras familiares (familias troncales de origen campesino, familias reconstituidas y familias monoparentales) y las identidades colectivas. Es Primer Premio Nacional de Investigación Antropológica “Marqués de Lozoya” 1987, del Ministerio de Cultura.

Su conferencia para la Universidad de Valparaíso fue organizada por el Proyecto Anillo SOC180007, el Proyecto ANID/REC PAI77200019 y el Proyecto Fondecyt 1211664, con la colaboración de la Escuela de Psicología y el Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre Cultura Política, Memoria y Derechos Humanos (CEI CPMDH UV).