Comparte esta noticia

Claudia Karol es una persona imposible de encasillar. Periodista por formación, convencida feminista y activa militante de variadas causas políticas, sociales, culturales y de género, es al mismo tiempo y antes que todo -por vocación y autoimpuesta definición- una curtida educadora popular que pregona sin descanso en favor de la rebeldía contra lo impuesto, la descolonización, el respeto a los pueblos ancestrales, la defensa de las minorías, la igualdad plena de mujeres, homosexuales, lesbianas y trans y el fin del modelo capitalista extractivo y patriarcal que, en su opinión, todavía impera sin mayor contrapeso en el continente americano.

Parte de una generación de jóvenes universitarios activistas y voluntarios que durante los años 70 y 80 se enfrentó a las dictaduras surgidas en Argentina, Chile, Nicaragua y en otros países de la región, la autora de “Rebelión, reportaje a la juventud chilena”, “El Che y los argentinos” y “Feminismo y Marxismo”, entre otros libros, es reconocida tanto por su pensamiento como por sus manifiestos modos de actuar.

“Yo soy una luchadora que desafía a las formas y a las prácticas que atenten contra los derechos humanos, las mentes y los cuerpos. En eso consiste hacer pedagogía popular”, sentencia ella misma con firme convicción, pero jamás sin dejar de sonreír.

Por ello, consciente de su peso intelectual, experiencia y llegada con la gente, la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso invitó a Claudia Karol a participar de un conversatorio con estudiantes de pregrado y postgrado titulado “Revolución Feminista: Pedagogía del Feminismo Popular”.

El encuentro contó con el respaldo del Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre Cultura Política, Memoria y Derechos Humanos y del programa de doctorado en Estudios Interdisciplinarios sobre Pensamiento, Cultura y Sociedad de la UV, y en él también intervinieron la directora del Instituto de la Mujer, Gloria Leal, y la profesora Ximena Faúndez.

Durante su exposición, Claudia Karol se refirió especialmente al origen y desarrollo del movimiento feminista que hoy se ha tomado las universidades y el discurso público a nivel nacional e internacional. Su diagnóstico fue tan claro como contundente: el modo en que las mujeres se relacionan con los hombres ha llegado a su fin.

“Los abusos y la violencia física y sexual, la violación, han sido durante siglos los símbolos de una sociedad patriarcal y capitalista que se sostiene gracias al dominio y la explotación. Las mujeres, por cierto, hemos sido las más afectadas por este modelo de sociedad. Pero ya no más. Es cierto que todavía existe ese silencio fundante que históricamente ha favorecido la violencia y el abuso contra la mujer, ese ‘calla y acepta’, pero la resistencia ha desembocado en una revolución que está barriendo con esto. En ese sentido, recuerdo el lema de esa pancarta escrita por una hondureña para protestar en la crisis que hace algunos años vivió ese país. ‘Ni golpes de Estado, ni golpes contra las mujeres’”, sostuvo la feminista trasandina.