Autoridades, profesionales y académicos participaron en jornada de reflexión realizada en la Escuela de Psicología de la UV
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La necesidad de establecer a la brevedad un protocolo que defina con claridad cuál debe ser el rol de los distintos servicios públicos y privados, universidades y voluntariados frente a una futura crisis o catástrofe que se produzca en la región, con el fin de que dichas instituciones puedan responder en forma eficiente y de manera coordinada, manifestaron autoridades y académicos durante la jornada de análisis y reflexión “Salud mental en emergencias y desastres”, que se realizó en la Escuela de Psicología de la UV.
La actividad fue convocada por la Secretaría Regional Ministerial de Salud, contó con el patrocinio del Colegio de Psicólogos y la Corporación Municipal de esta ciudad y en ella participaron representantes de seis casas de estudios superiores de la zona y de la ONG Psicólogos Voluntarios.
La iniciativa forma parte de las medidas que el Comité de Emergencia Regional adoptó inmediatamente después de ocurrido el incendio que asoló varios cerros de Valparaíso en abril pasado, con el propósito de desarrollar acciones efectivas que permitan abordar de manera integral este tipo de situaciones. En la ocasión, también se expusieron pósters sobre el trabajo realizado desde entonces a la fecha.
El encuentro fue inaugurado por la seremi de Salud, María Graciela Astudillo, y por el director de la Escuela de Psicología de la UV, Gonzalo Lira. En lo esencial consideró la realización de dos mesas redondas en las que destacados profesores, asesores y profesionales expusieron algunas teorías, modelos, estrategias y experiencias concretas de intervención en desastres.
Respuesta ordenada y colectiva
Uno de los aspectos que se abordó a fondo en la jornada fue la necesidad de abordar de manera integral los requerimientos que surjan en una futura emergencia.
En tal sentido, la seremi de Salud afirmó que lo aprendido en estos últimos meses revela la importancia de visibiliza este tipo de acontecimientos como una oportunidad para generar vínculos, modos de trabajo colaborativo y oportunidades de desarrollo conjuntos.
“La salud a nivel mental y general debiera ser siempre enfocada desde un punto de vista comunitario o colectivo. Esta iniciativa nos ha dejado claro que la prioridad que tenemos a corto plazo es la de elaborar -entre todos- un protocolo que nos permita actuar de manera ordenada, solidaria y con solidez técnica, ya que solo así podremos enfrentar y superar los desafíos que siempre imponen las emergencias”, precisó María Angélica Astudillo.
Sus argumentos fueron complementados por el profesor de la Escuela de Psicología de la UV Domingo Asún, quien sostuvo que otro factor a considerar en este tipo de análisis es la capacidad de generar aprendizajes específicos y establecer lineamientos que apunten más a largo plazo, los que -en su opinión- deben tomar en cuenta las situaciones de desigualdad y exclusión que enfrentan ciudades como ésta. Ello con el fin de diseñar respuesta integrales, que incluyan aportes de los más variados actores y disciplinas.
“La realidad es compleja, por lo que se requieren soluciones que vislumbren los distintos enfoques presentes en este tipo de casos”, acotó el académico.
Situación actual
Por su parte, el psicólogo Álvaro Jiménez, asesor en el área de Salud Mental del Servicio de Salud Valparaíso-San Antonio, expresó que el trabajo desarrollado hasta ahora revela que el trabajo conjunto entre instituciones tan diferentes sí da resultado. Sin embargo, sostuvo que es necesario fortalecer aún más los mecanismos de coordinación.
En especial se refirió a la opción de sistematizar las intervenciones y, sobre todo, de potenciar el carácter comunitario de las acciones ejecutadas y por ejecutar, ya que -a su juicio- esto implica dejar atrás la mirada asistencial con miras a promover las propias capacidades de la gente en situación de crisis.
En cuanto a los resultados preliminares de las acciones realizadas en los cerros por los cerca de 400 voluntarios y profesionales pertenecientes a las instituciones que participan en las tareas encargadas por el Comité Regional para evaluar la salud mental de los afectados por el incendio, Jiménez dijo que la situación se encuentra dentro de lo esperable y que no se han detectado mayores requerimientos de psiquiatría o de alta complejidad.
“En casos de emergencias como la vivida, no se espera que en etapas temprana aparezcan patologías o manifestaciones clínicas intensas. Por el contrario, se espera enfrentar y superar las crisis con apoyo de equipos y personas cercanas. En etapas posteriores, es posible que se identifiquen casos de estrés post traumático. De ser así confiamos en brindar tratamiento adecuado. Pero hasta ahora no hay explosión de demanda, más bien necesidad de contención y asesoría puntual a las personas que les ha costado más que a otras retomar su vida habitual”, precisó.
En tal sentido, el profesional del servicio de salud destacó el hecho de que la comunidad local respondió muy bien y que lo siguen demostrando. “A muchas personas no es primera vez que les sucede esto, y lejos de sentarse a contemplar el desastre han demostrado gran capacidad de resiliencia. Es algo particular de los porteños, nuestra comunidad tiene fuerza, empuje y ganas de salir adelante”, aseveró.