Profesores Joëlle Fanghanel y Jorge Gibert analizaron el impacto y alcances de las nuevas ideologías educativas
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Ambos participaron en el encuentro "Construcción de identidades académicas en el siglo XXI", con que la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso inauguró sus actividades 2013.
Una invitación a promover y potenciar el establecimiento de una “nueva universidad”, en la que los académicos asuman la educación como un proceso destinado a establecer una auténtica transformación de las personas y las sociedades, a nivel global, formuló la directora del Instituto para la Enseñanza, la Innovación y el Aprendizaje de la University of West London, Joëlle Fanghanel, durante la conferencia que dictó en la inauguración del año académico 2013 de la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso.
La intervención de la investigadora británica se concretó en el marco del encuentro titulado “Construcción de identidades académicas en el siglo XXI”, en el que también participó el profesor Jorge Gibert, académico de la carrera de Socioeconomía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la casa de estudios, quien por su parte abordó el tema “Investigación universitaria e identidades científicas en Chile”.
La actividad fue presidida por el director de la Escuela de Psicología, Roberto Chiang, y estuvo coordinada por la profesora Carolina Guzmán.
Transformación v/s gerencialismo
Durante su conferencia, Joëlle Fanghanel dio cuenta del impacto que han tenido en los académicos británicos las nuevas ideologías educativas y formas de gobierno que han prevalecido en los últimos 20 años en el sistema de educación superior del Reino Unido, las cuales, en su opinión, han fomentado el surgimiento de una suerte de “gerencialismo” originado en la visión neoliberal de la economía y amparado en la disminución del financiamiento estatal y la implementación de un sistema de control a distancia, entre otros aspectos.
Desde una perspectiva sociológica, la profesora de la University of West London analizó la relación que se da entre los individuos y las estructuras. En lo específico, se refirió al modo en que los académicos definen su rol y los objetivos de la educación universitaria actual, y cómo estos aspectos se concretan o debieran concretarse en la práctica.
Su reflexión se basó en el libro “Ser un académico”, que publicó el año pasado y que —en base a 50 entrevistas realizadas a destacados académicos británicos, australianos, sudafricanos, estadounidenses y de otras naciones— defiende la creación de una nueva generación de universidades, en que los docentes promulguen sus creencias e ideas personales como educadores, contrarrestando así la postura neoliberal.
Ante un público compuesto en su mayoría por estudiantes y profesores, Joëlle Fanghanel reiteró su propuesta de que la academia incorpore en su trabajo formas alternativas de participación con los estudiantes y las prácticas educativas, que ella denomina “wordly pedagogies” (pedagogías mundanas) y que, en lo medular, se anteponen a los enfoques que promueven las ideologías educativas más tradicionales o derivadas del modelo económico imperante. A saber, aquellas centradas en la producción o función profesionalizante de la educación, destinada a la formación de capital humano para el mundo del trabajo, y las que promueven la reproducción de las concepciones de la virtud de la educación por sí misma, con el objetivo de forjar la próxima generación de expertos de cada disciplina.
“Se trata de un enfoque que surge de una ideología que hace hincapié en la educación para la transformación social y personal, con miras a establecer una transformación global”, sentenció la investigadora británica.
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Evolución en Chile
Por su parte, el profesor Jorge Gibert mostró la evolución que ha tenido la investigación científica en Chile, unida al desarrollo que han tenido nuestras universidades.
Al respecto, argumentó que el rasgo que distinguió a las primeras instituciones de educación superior de nuestro país fue su apego a la tradición universitaria española, surgida de un ambiente centralizado, dominado por la Iglesia y la Corona y, por tanto, escasamente secular, notoriamente autorreferente, de bajo nivel doctoral y ajustado a ritos y jerarquías.
En esa línea, recordó que durante sus primeros cuarenta años la Universidad de Chile no impartió docencia, sino que se dedicó a examinar y supervisar la educación que se impartía en los colegios y liceos. También cuestionó el fenómeno y los escasos efectos que tuvieron las reformas universitarias de la década de 1960, en particular la de Córdoba.
No obstante, el docente de la carrera de Socioeconomía de la Universidad de Valparaíso destacó el hecho de que a pesar de que las universidades chilenas no fomentaran ni cultivaran la investigación, en ellas se haya podido hacer ciencia gracias a la visión de destacados profesionales, entre los que citó a Igor Saavedra.
Si bien cuestionó el modelo “gerencialista” y se manifestó en acuerdo con la visión propuesta por Joëlle Fanghanel, el académico de la UV rescató del actual modelo el hecho de que, en la práctica, haya fomentado indirectamente la investigación.
“Llama la atención la cada vez más creciente actividad científica y el creciente aumento del número de publicaciones y de académicos con doctorado. Sin duda es una consecuencia no esperada del modelo”, afirmó el profesor Gibert.